Caputo en modo minimalista: «Crawling peg al 1%»
A partir del 1 de febrero de 2025, Argentina adoptará una política de crawling peg con un ajuste reducido al 1% mensual. Hasta el momento la devaluación mensual era del 2% lo que implicaba un piso inflacionario, en cristiano, si el dólar se mueve el 2%, los precios se mueven en igual medida por lo menos.
Esta decisión, que busca limitar el ritmo de devaluación del peso frente al dólar, se inserta en un conjunto de medidas destinadas a contener la inflación y estabilizar la economía. Sin embargo, también plantea desafíos importantes para la tasa de interés, los tipos de cambio (oficial y paralelos) y las expectativas de los agentes económicos, todos deberán adecuarse al nuevo parámetro de devaluación.
¿Cómo funciona? El crawling peg es una herramienta utilizada para ajustar gradualmente el tipo de cambio, con el objetivo de evitar shocks cambiarios bruscos mientras se mantiene cierta competitividad de las exportaciones. Reducir el ajuste mensual al 1% implica que el peso devaluará de manera más lenta, en comparación con la dinámica observada en años previos, cuando la inflación requería ajustes más agresivos para evitar un atraso cambiario. Esto también nos muestra que para la conducción económica no hay atraso del dólar, por el contrario, baja a la mitad su devaluación a futuro.
Este cambio tiene dos implicancias clave, primero que habrá menor traspaso a precios, con una devaluación más controlada, el impacto directo en los precios de bienes y servicios importados debería ser menor, contribuyendo a desacelerar la inflación. Segundo, que habrá mayor presión sobre la competitividad. Es decir, un ritmo de devaluación más bajo podría provocar un atraso cambiario si la inflación local sigue siendo alta, encareciendo las exportaciones argentinas y favoreciendo las importaciones.
Un ritmo de devaluación más lento también reduce las expectativas de depreciación del peso, lo que permite al Banco Central bajar las tasas de interés sin el riesgo inmediato de una corrida hacia el dólar. Esto podría traducirse luego en un mayor acceso al crédito, donde Empresas y familias podrían beneficiarse de menores costos financieros, impulsando la inversión y el consumo.
Controlar el ritmo de devaluación es una estrategia para atacar una de las principales fuentes de inflación en Argentina, que es el impacto de los aumentos del dólar oficial sobre los precios internos. Con un crawling peg más bajo, el traspaso de devaluación a precios debería moderarse, aunque todavía tenemos inflación por adecuación de las tarifas de los servicios públicos y precio de los combustibles. Además, la inflación en Argentina tiene un fuerte componente inercial, impulsado por expectativas arraigadas y la indexación de contratos. Para romper con esta dinámica, será crucial una política fiscal estricta que reduzca el déficit y limite la necesidad de financiamiento monetario.
Por otra parte, si bien el dólar oficial estará menos presionado con un crawling peg más bajo, los tipos de cambio paralelos como el blue, el mep y el contado con liquidación, seguirán siendo un termómetro clave de la confianza económica. De forma que un ritmo de devaluación menor podría ampliar la brecha si los inversores perciben que el tipo de cambio oficial está desalineado de la realidad económica. Una brecha alta puede incentivar la dolarización y desestabilizar el sistema financiero, especialmente si el mercado percibe que el Banco Central no tiene suficiente poder de fuego para sostener la estrategia.
La reducción del crawling peg al 1% es una apuesta para controlar la inflación y estabilizar la economía, pero su éxito dependerá de factores como la disciplina fiscal, la acumulación de reservas internacionales y la gestión de expectativas.
Si estas políticas se implementan de manera coherente, podrían sentar las bases para una economía más estable, con menores tasas de interés y un crecimiento más sostenible. Sin embargo, cualquier desequilibrio fiscal o desconfianza en la capacidad del gobierno para sostener esta estrategia podría desatar nuevas tensiones cambiarias y financieras. En un país históricamente marcado por la volatilidad, el desafío será equilibrar el corto plazo con un plan de largo plazo creíble y consistente, pero que probablemente no veremos hasta después de las Elecciones.
Fuente: Castellanos