La inflación fue de 3,4% en abril, pero llegaría al 40% en el acumulado del año
El índice se redujo respecto del 4,7% de marzo. Los economistas esperan 3% para mayo y que los precios se desaceleren a partir de junio.
La inflación de abril sorprendió a propios y a extraños: para el INDEC fue de 3,4%, por debajo de las estimaciones oficiales y de los pronósticos privados más optimistas.
Así se frenó la racha alcista que el Indice de Precios al Consumidor (IPC) venía mostrando desde enero, cuando había dado 2,9%. Aquel dato puso fin al «veranito financiero» y desató un nuevo ciclo de inestabilidad cambiaria que retroalimentó a la inflación.
En marzo el índice había subido 4,7%, empujado por el dólar y las tarifas. En lo que va del año, el IPC acumula 15,6% y suma 55,8% en doce meses.
Los rubros que más subieron en abril fueron indumentaria y calzado (6,2%); equipamiento y mantenimiento del hogar (4,6%) y transporte (4,4%). El alza de alimentos fue de 2,5%. Ese rubro, clave por su incidencia en la canasta básica, en marzo había subido 6%.
La ilusión del Gobierno es que este sea el primer paso hacia la desaceleración. Pero los analistas remarcan que aun hay signos de alarma. El primero se relaciona con la «inflación núcleo», que limpia al índice de los precios estacionales y los regulados. Este registro subió 3,8% en abril -por encima del IPC- aunque estuvo 0,8 puntos porcentuales por debajo de marzo.
En abril «cinco de los doce rubros subieron por debajo del 3%, lo que agrega esperanza para los próximos meses. Podríamos empezar a ver cierto efecto de la política monetaria», señalaron los analistas de Consultatio.
Los mercados parecen haber hecho una lectura similar. Ayer a la tarde los ADRs, las acciones argentinas que cotizan en Wall Street, se recuperaron fuerte. «El dato es claramente positivo, no solo para los bonos sino para reducir la presión alcista del dólar. Veremos si esto ayuda a mejorar la posición del gobierno en las encuestas», dijeron en Consultatio.
Para este mes, los pronósticos de inflación van del 3 al 3,5%. La consultora LCG proyecta 3,5% para mayo, 3% para junio y 40,4% para todo el año, por debajo del 47,6% de 2018. «A partir de julio vemos un panorama más despejado, con mediciones mensuales en torno al 2,5%. Esto sería compatible con un dólar en torno a $53 para fin de año. Pero si reaparece la tensión cambiaria podría haber correcciones a esta proyección», sostuvo el economista Guido Lorenzo.
El analista explica que el año pasado, «el IPC tuvo picos puntuales por el tipo de cambio mientras que este año la inflación acompañó al dólar. Si la divisa se mantiene estable, el IPC va a ser más bajo que el de 2018. Cualquier ajuste en ese mercado va a poner en riesgo la desaceleración«.
Ecolatina estima un IPC de 3,1% en mayo. «Suponiendo que el dólar permanezca relativamente estable, la inflación descendería levemente en lo que resta del mes, marcando que la desaceleración continúa». Para todo el año están previendo 40%.
Un cálculo similar maneja Ramiro Castiñeira, de Econométrica. «Este año todavía hay rezagos del pass through de la devaluación 2018. Por el efecto de las Leliq la emisión de dinero no se cortó y eso le pone un piso a la inflación y un freno al nivel de actividad».
«El dato es positivo sobre todo por el lado de las expectativas, porque desde que empezó el año cada dato resultaba peor al esperado», dijo Camilo Tiscornia, de C&T Consultores, que con su pronóstico de 3,7% para abril fue el que más se acercó al resultado. «Para mayo pensábamos en 3% originalmente; el dato de abril tal vez haga que esté un poquito por abajo de 3%. Lo más crítico es lo que pase con el dólar y eso va muy ligado a la parte política y a las elecciones. Si el dólar está controlado, la inflación tal vez pueda quedar en torno al 40% anual. Si el dólar va al techo de la banda, tal vez esté más cerca de 50%».
Desde ACM, Juan Lezica anticipa un IPC anual de 43,2%. «A partir de junio esperamos que el número comience con 2%». A favor de la desaceleración jugarán la elevada tasa de interés que «puede llegar a quitarle un poco de inercia al proceso. Con las últimas medidas intervencionistas del Banco Central se redujo la volatilidad del tipo de cambio». También la recesión juega «a favor». «La actividad está muy mal: hay que empezar a considerar que con precios altos se vende menos. La demanda ya enfrenta un límite».
El recalentamiento de la puja distributiva podría jugar en contra. «Algunos gremios grandes empezaron a pactar paritarias trimestrales y eso genera inercia inflacionaria. A esto se suma que los empresarios también van a querer recuperar margen de ganancia«, señaló Lezica.
Fuente: Clarín