El nuevo paro general de la CGT registró una amplia adhesión
Para el Gobierno, que calificó al paro de carácter político, se contabilizaron pérdidas superiores a los 40.000 millones de pesos por la huelga. Moyano amenazó con nuevas medidas de fuerza si Macri no rectifica el rumbo de la economía.
BUENOS AIRES, 30 (NA). – Una amplia adhesión registró ayer el sexto paro nacional llevado adelante en contra de las políticas de la Casa Rosada, fundamentalmente debido a la falta de transporte público de pasajeros, ya que los gremios del sector se sumaron a la medida de fuerza.
El Gobierno estimó que la huelga convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT) y el líder camionero Hugo Moyano ocasionó pérdidas superiores a los 40.000 millones de pesos y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, remarcó: «Estamos hartos de los paros».
En tanto, el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, evaluó que «el paro tiene que ver con posiciones políticas de los sindicalistas, que están preocupados por el cierre de listas» en el marco de la campaña electoral 2019.
Por su parte, en una conferencia de prensa en la sede gremial de los conductores de camiones, Moyano advirtió con nuevas medidas de fuerza si el gobierno que encabeza Mauricio Macri mantiene sus políticas.
«Espero que este mensaje que le da la sociedad lo haga reflexionar al Presidente, si no, no le veo un destino importante a Macri», sostuvo el líder sindical.
Además, en un claro tono electoral, Moyano pidió a los trabajadores que «no se vuelvan a equivocar» cuando concurran a las urnas en las próximas elecciones.
«El paro ha sido muy efectivo, muy importante», sostuvo, y agregó que «esto es una demostración más del rechazo» que producen las políticas que impulsa el Gobierno.
Moyano se expresó en sintonía con la cúpula de la CGT, integrada por Héctor Daer y Carlos Acuña, quienes en otra rueda de prensa, en la sede de la central obrera, resaltaron que la medida de fuerza alcanzó un «acatamiento contundente».
Desde temprano, militantes de izquierda y piqueteros se movilizaron en busca de cortar los accesos a la ciudad de Buenos Aires, quemaron neumáticos en Puente La Noria y generaron una escaramuza con efectivos de seguridad en Avellaneda.
Allí, en cercanías del Puente Pueyrredón, el Ministerio que preside Bullrich desplegó una voluminosa valla hidráulica con la intención de evitar que los manifestantes se abalanzaran sobre las fuerzas del orden.
La cartera de Seguridad organizó un dispositivo similar para el cruce de la Ruta 197 y la Autopista Panamericana, dijo Bullrich, que precisó que eran de origen chino los camiones con las vallas hidráulicas empleados este miércoles.
A lo largo de la jornada no se registraron incidentes de consideración, más allá de los breves disturbios en Avellaneda antes de que se desplegara la «supervalla».
La falta de transporte resultó determinante para que el paro general se sintiera realmente con fuerza tanto en el área metropolitana de Buenos Aires como en el interior del país.
En la Capital Federal y el Conurbano, numerosos comercios permanecieron con las persianas bajas este miércoles, en tanto en las calles únicamente circularon automóviles particulares y taxis conducidos, en especial, por sus dueños.
En el sector público la paralización de actividades alcanzó niveles significativos en todo el país.
Después del mediodía, en el centro porteño, movimientos piqueteros y partidos de izquierda llevaron adelante un acto en la Plaza de la República, al pie del tradicional Obelisco porteño.
También se realizaron ollas populares en el marco de esta medida de fuerza nacional impulsada en contra de las políticas que lleva adelante la Casa Rosada.
La huelga afectó no sólo el transporte urbano, sino también al sector aeronáutico, micros de larga distancia, movimiento marítimo y, al incluir a Camioneros, tampoco hubo transporte de mercaderías ni de caudales, ni recolección de residuos.
Tampoco se registró atención en bancos ni en dependencias públicas, ni funcionaron escuelas, universidades ni hospitales (solo guardias), mientras que el Sindicato Único de Trabajadores de los Peajes y Afines (SUTPA) confirmó este martes que se iban a levantar las barreras.
Finalmente, el paro afectó además a plantas industriales metalúrgicas, automotrices, de alimentación, textiles y calzado, mientras fue dispar la adhesión en locales comerciales del interior del país y restaurantes, bares y cafeterías.
Industrias y comercios perdieron ventas por $ 20.125 millones
BUENOS AIRES, 30 (NA). – La huelga general de este miércoles ocasionó perjuicios económicos por 20.125 millones de pesos en comercios e industrias de todo el país, aunque más de la mitad de esas pérdidas «se puede recuperar», según detalló hoy un informe sectorial.
A causa de la medida de fuerza convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT) en contra de las políticas del Gobierno, solo uno de cada diez locales comerciales permaneció cerrado ayer en el ámbito nacional, reportó la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
En el balance del día, se estima que el comercio dejó de vender $14.114 millones, de los cuales $2.726 millones fueron de negocios que no abrieron (10,5% del total) y otros $11.387 millones de aquellos que sí funcionaron, pero que su actividad comercial cayó un 49% en promedio en comparación con una jornada de miércoles normal.
En la industria la situación fue algo mejor, informó CAME, dado que se dejó de producir por un valor estimado en $ 6.081 millones, de los cuales $2.170 millones fueron de fábricas que permanecieron cerradas (9,4%) y otros $3.911 millones de aquellas que sí abrieron, pero cuya tarea se redujo un 18,7% en promedio a causa de la medida de fuerza.
«Los empresarios dejaron en claro que, más allá de los problemas económicos, necesitan vender y producir e hicieron todo lo posible por mantenerse abiertos. Inclusive sabiendo que sin transporte y con la mayoría de los sectores institucionales cerrados la venta se vuelve muy difícil», detalló CAME en un comunicado de prensa.
La entidad sostuvo que «como es habitual en estos paros, el mayor impacto lo tuvieron las grandes ciudades, especialmente la Capital Federal, donde los comercios de las zonas céntricas tuvieron poca apertura».
«Lo mismo sucedió en el Gran Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Rosario que son más dependientes del transporte público. En Mendoza y la ciudad de Buenos Aires la adhesión fue algo mayor, por la falta de transporte y por el temor al vandalismo en algunas zonas», agregó CAME.
«Igual, en aquellos casos que los empleados no pudieron llegar a sus puestos de trabajo o lo hicieron más tarde, la empresa quedó a cargo de sus dueños. Esta situación se dio especialmente en el comercio», señaló la entidad.
Fuente: La Opinion