La industria metalúrgica celebra su Día, pero sufre para importar
El sector se balancea entre un buen nivel de actividad y el problema coyuntural para importar insumos o bienes de capital debido a la falta de divisas, y el estructural vinculado a la elevada presión fiscal.
La industria metalúrgica de la Argentina celebra hoy su Día, una oportunidad para evaluar el panorama actual del sector en un país con su economía revuelta. En principio, los indicadores de coyuntura exhiben datos positivos en cuanto al nivel de actividad y la generación de empleo. Sin embargo, hay problemas de esos que derivan en la temida frase «tenemos que hablar». Las dificultades para importar insumos, bienes de capital o repuestos de estos últimos a partir de la escasez de dólares, la sobrecarga impositiva, la falta de financiamiento y la inflación configuran un escenario desalentador. El contexto electoral no ayuda demasiado puesto que solo aumenta el grado de incertidumbre sobre lo que pueda pasar en el corto, mediano y largo plazo. Tomar decisiones puede ser una tarea estresante, tanto como la que asumen cada día los gerentes de compra que lidian con el Estado nacional para que se aprueben sus solicitudes de importación o los gerentes de finanzas que enfrentan el pago de tributos de todo tipo.
La regla del vaso medio vacío o medio lleno aplica para entender el cuadro de situación según el lado del mostrador que se ocupe. El Estado nacional y el provincial suelen destacar los informes de actualidad que muestran un aumento de la producción industrial y del empleo en el sector. En cambio, desde el otro lado se inclinan por ver el vaso medio vacío ante tantas dificultades, algo así como remar en el dulce de leche.
La presidente de la Cámara de Industriales Metalúrgicos de Rafaela (CIMR), Graciela Acastello, consideró que «el nivel de actividad de nuestra industria está bien en términos bien en términos generales, pero ahora se advierte una creciente preocupación a raíz de los problemas que atraviesa el sector de la fabricación de maquinaria agrícola, fundamentalmente por el impacto de la sequía que golpeó al campo y a toda su cadena de valor». De todos modos, remarcó que «el problema generalizado se relaciona a las dificultades para importar insumos debido a la falta de dólares en el Banco Central, a futuro no se ve ninguna salida, lo que es preocupante».
«Hoy lo que manifiestan nuestros asociados tiene que ver con una excesiva demora en la aprobación de las SIRA, y además aparece el grave problema de los plazos para la cancelación de las deudas con proveedores del exterior», subrayó Acastello en diálogo con LA OPINIÓN. «Para muchas empresas, en especial de las medianas para abajo, es muy complicado lograr plazos de pago de 60 o 90 días. Hoy una empresa del exterior que pretende vendernos insumos, ante la realidad de la Argentina, no tiene más alternativa que aceptar hacer la entrega sin recibir un anticipo, es muy complejo», explicó.
«Para que un proveedor internacional nos envíe mercadería requiere de que las empresas argentinas tengan una historia con ellos, es decir que sean clientes regulares, y también una confianza que el país ahora no está proyectando al exterior. Es un tema muy delicado que no parece tener una solución a corto plazo. Vamos a tener que pasar unos cuantos meses de esta manera por el calendario electoral. Será difícil normalizar esta situación irregular derivada de la falta de disponibilidad de divisas en menos de un año», sostuvo Acastello.
Por tanto, el tejido industrial debe ser más resiliente que nunca y acostumbrarse a convivir con un estrés operativo de magnitud por múltiples variables que van desde una inflación elevadísima que obliga a recalcular costos, salarios y precios de productos hasta la incertidumbre por cada orden de compra que se cursa a un proveedor chino, brasilero o de otro país.
-¿En qué grado la industria metalúrgica de Rafaela y la región depende de insumos importados?
-Nosotros tenemos cerca de 150 asociados que representan miles de empleos calificados. La dependencia de las importantes es altísima. Entre el 80 o el 90 por ciento de nuestros asociados depende de algún insumo del exterior, o de bienes de capital y sus repuestos. En la parte electrónica somos totalmente dependientes del exterior.
-¿Es posible reemplazar insumos del exterior por otros fabricados en la Argentina?
-A veces se depende de un insumo del exterior para mantener cierto nivel de competitividad en el mercado, por ejemplo para exportar. Reemplazar un conjunto importado por algo nacional repercute en los costos de producción. Es decir, elegir el producto importado significa poder estar en mercados internacionales. Sin ese insumo del exterior baja la competitividad y por ende crece el riesgo de perder el cliente de afuera. Es muy difícil la cuestión. Quizás haya que trabajar, a largo plazo, el problema de por qué no somos competitivos. Eso implica enfocarse, entre otros temas, en la cantidad de impuestos que es muy elevada.
-¿Cuál es su punto de vista respecto al sistema tributario para la industria?
-Un informe de UIA muestra que considerando los impuestos de todos los niveles del Estado, ya sea nacional, provincial y municipal, estamos a la cabeza de todos los ránkings internacionales. La presión impositiva que sufre el empresario argentino es inédita. Sino empezamos a buscar una solución será difícil. ¿Por qué hay tantos impuestos?. El Estado dice que es para cubrir el déficit. Entonces veamos cuáles son los gastos. Y empecemos a sacar todos los gastos que no sean productivos. No se deben afectar los gastos que ofrecen en algún momento un valor agregado, pero sí aquellos que no son productivos. Hay que eliminar los gastos gubernamentales que no hacen a la productividad y la competitividad nacional.
-¿Hay proveedores del exterior que dejan de vender a empresas argentinas porque no convalidan cobrar en un plazo indefinido que depende de una aprobación del Gobierno nacional y de la disponibilidad de dólares?
-Hay muchos asociados de la Cámara que no están logrando importar insumos por este tema de los plazos extendidos. Si hablamos de China, como no atraviesa una situación brillante en materia económica, busca colocar sus mayores excedentes en el exterior, entre ellos a la Argentina, como lo hacen desde hace muchos años. Y entiende que debe aceptar plazos más largos para cobrar porque de lo contrario no hay forma de vendernos. Les resulta muy difícil entender porque los industriales argentinos no les podemos girar anticipos. Si bien no lo entienden, ante la realidad de su mercado con menor crecimiento, empiezan a aceptar las condiciones que ofrece el mercado argentino. Es la única forma de hacer operaciones.
-¿De qué países son los proveedores más comunes de la industria metalúrgica de Rafaela y la región? ¿Qué expectativas general las negociaciones del gobierno nacional para poder pagar importaciones de Brasil con reales y de China con yuanes?
-China y Brasil son mercados importantes de provisión de insumos para la industria metalúrgica. Hay otros, pero esos dos son los principales. Las tratativas están pero no hay ninguna norma que facilite esta operatoria. De todos modos, hoy lo que se observa dentro de la operatoria habitual de comercio exterior es que las SIRAS en yuanes se están aprobando con mayor facilidad que cuando son en dólares. Pero en cuanto a plazos de pago, a pesar de que las SIRAs sean en yuanes no se observa que se acorten los plazos de pago, que siguen a 60 o 90 días. Una aclaración, para utilizar la operatoria en yuanes la única forma es hacer una doble convertibilidad, es decir de los pesos ir a dólares y de éstos a los yuanes. Esta situación implica una pérdida en yuanes para nuestros industriales. No está claro si se va a habilitar una forma más ágil en pago en yuanes. En cuanto a Brasil, no hay nada en firme. Sí se habla de algún canje de importaciones con exportaciones, pero no hay nada concreto.
-¿Cómo está el acceso al financiamiento en un país con una inflación anual superior a los tres dígitos?
-A un empresario se le ofrece una tasa al 95 por ciento en un crédito para comprar bienes de capital. Pero en la situación política y económica de la Argentina atarse a una tasa del 95% a futuro no es una cuestión sencilla. La inestabilidad de la macroeconomía por la crisis económica y política genera una incertidumbre total. Si bien hoy endeudarse al 95% puede ser una tasa positiva porque está por debajo de la inflación anual, si cambia el escenario el día de mañana con una inflación más baja, se invierte todo, el empresario queda atado a devolver un crédito con una tasa muy alta en relación a la inflación. De esa manera nunca va a poder recuperar la inversión realizada.
-¡Qué dilema!
-Hoy no es fácil tomar decisiones sobre financiamiento. Ante la actual situación, el empresario debe esperar, destierra cualquier posibilidad de inversiones o ideas de crecimiento hasta que se aclare el panorama. No se si decirte hasta un escenario poselectoral porque en verdad se requiere de un esfuerzo y un tiempo grande para estabilizar variables macroeconómicas. Hay desafíos muy grandes para el próximo gobierno, como la unificación de tipo de cambio, la reducción de la carga impositiva y el ordenamiento de presupuesto para eliminar los gastos improductivos. No hay forma de mejorar la competitividad de las empresas argentinas sino se genera una disminución en la carga impositiva.
-Los gobiernos destacan informes positivos en cuanto a la generación de empleo en la industria y el nivel de actividad de la misma. Pero usted habla de un panorama menos romántico, de los problemas y de los desafíos.
-Se mantiene el nivel de actividad, por ahí se observa un leve crecimiento respecto al año anterior. Pero adjudico este crecimiento al hecho de que durante el 2022 se generó una demanda extraordinaria que no fue real, que fue ficticia. Ante los altos niveles de inflación, todos buscaron hacerse de stocks en lo que comercializan, es decir que generó una demanda multiplicada. Actualmente, muchas empresas lo que tienen es cierto atraso de esa demanda. Estimo que de a poco se va a ir manifestando una reducción intermensual de los indicadores del nivel de actividad. En cuanto al empleo, en el diálogo con los asociados, lo que se nota por ejemplo en el sector de maquinaria agrícola que sufre una baja excepcional por la sequía, es que el empresario hace un gran esfuerzo por mantener los recursos humanos. De alguna forma es prioritario sostener la plantilla de colaboradores que ha manifestado compromiso y ha permitido cumplir las metas de cada empresa. Pero si persiste una caída en el nivel de actividad, habrá mayores tensiones en el empleo ante la imposibilidad de las empresas de garantizar el puesto de trabajo.
-Pero el empleo creció según el gobierno.
-Creció tibiamente el empleo formal, lo que cabe preguntarse es por qué en una coyuntura de gran demanda como la que se dio en el 2022 no creció más el empleo. Y esto tiene que ver con los costos laborales, con la legislación, con la industria del juicio… Se trata de temas que se necesitan abordar en profundidad porque son frenos de gran tamaño para recrear un contexto en el que se genere empleo de calidad que persista a través del tiempo.
-¿Continúan los problemas para encontrar mano de obra calificada en la industria metalúrgica?
-La formación es un obstáculo grave en la industria. A medida que las empresas industriales se van aggiornando a las nuevas tecnologías, puntualmente en el sector automotriz todo lo que tiene que ver con la movilidad asociada a la sustentabilidad, esto va a ser un problema crucial. Las industrias lo van a tener que suplir internamente. Muchas empresas deben formar a sus trabajadores puertas adentro de sus fábricas porque en el mercado no hay gente calificada. Se trata de un tema de agenda que se profundizó en un escenario pospandemia. Requiere revisar los presupuestos educativos y planes de estudio, en especial los de la escuela técnica.
-El sector metalúrgico es clave en el nivel de ocupación. La economía de la región depende en gran medida de la buena salud de las empresas metalúrgicas.
-De esto deben tomar cuenta los políticos. El nuevo gobierno que asuma debe considerar la magnitud de lo que representa la industria, en especial las pequeñas y medianas, que son la base de la economía por su empleo y valor agregado. Sino se potencian las pymes, nunca tendremos una economía sustentable. Hay que lograr políticas industriales acordes con incentivos que faciliten un crecimiento robusto a partir de un empleo de calidad y la posibilidad de insertarse con fuerza en los mercados internacionales. Volvemos al problema inicial: es fundamental reorganizar el gasto improductivo del Estado para bajar la carga impositiva. No hay otra forma. No significa despedir empleados públicos, sino efectuar un análisis exhaustivo del presupuesto nacional para bajar gastos no productivos.
-¿Cómo afecta la inflación al sector?
-Cuando uno está exportando, el tema de los precios es muy delicado. Cada empresa tiene su política, algunas procuran mantener los precios internacionales en dólares a toda costa aún a riesgo de perder rentabilidad. Hay otras que adaptan los precios en función del movimiento de costos. En tiempos difíciles hay que resignar competitividad y rentabilidad, mientras cuando mejora la situación es posible aumentar precios de productos. Son estrategias de cada empresa en tanto y en cuanto no se ponga en riesgo la sustentabilidad. Pero sí, la inflación de la Argentina es insostenible. Demuestra la falta de seriedad de nuestro país.
Fuente: La Opinión