-¿Cuáles son las mayores dificultades que enfrentan las PyME’s ante la apertura de las importaciones?
-Cada vez son más las empresas que, para sobrevivir, reducen su producción nacional y la sustituyen con mercadería importada, principalmente de China y Brasil. No lo hacen por conveniencia, sino por necesidad. Pero esa decisión erosiona la cadena de valor local, debilita la demanda de proveedores rafaelinos y pone en riesgo capacidades industriales que nos llevó décadas construir. El problema no es sólo el precio más bajo de los productos importados, sino lo que llamamos «costo argentino» que impide que podamos competir en igualdad de condiciones. Si esta tendencia se sostiene, corremos el riesgo de perder capacidades productivas que después serán muy difíciles de recuperar.
-¿Cómo incide la presión tributaria en el sector productivo?
-La presión tributaria es otro de los grandes obstáculos que enfrentamos. Hoy el sector privado está sosteniendo una carga fiscal insostenible, con impuestos nacionales, provinciales y municipales que terminan asfixiando cualquier iniciativa. Esto frena las inversiones, desalienta la formalización de empleo y limita el crecimiento de nuestras PyME’s. En este sentido, lo que necesitamos es un rediseño integral del sistema tributario, que sea moderno y justo. Un esquema que incentive la inversión, premie la innovación y no penalice la producción. Con el sistema actual, se hace imposible proyectar a largo plazo.
-¿Cuál es el panorama actual del acceso al crédito?
-El acceso al crédito, directamente, no existe. Con tasas prohibitivas y una disponibilidad cada vez más reducida de líneas bancarias, las PyME’s se encuentran sin herramientas para financiar capital de trabajo y mucho menos pueden pensar en proyectos de expansión. Esto nos preocupa porque, sin financiamiento competitivo, cualquier Plan de innovación queda truncado. En sectores como maquinaria agrícola o autopartes, en los cuales los ciclos de producción y cobranza son largos, la falta de crédito genera un cuello de botella enorme. Muchas empresas trabajan al límite, sólo para sostenerse mes a mes, sin margen para proyectar.
-A nivel local, ¿Cuál es el balance de las exportaciones en el último año 2024-2025?
-Los datos muestran un panorama de luces y sombras. Según el Instituto Provincial de Estadística y Censos (IPEC), Rafaela exportó casi USD 100 millones entre enero y marzo de 2025, pero el acumulado interanual registra una caída del 0,8%, lo que contrasta con el crecimiento de la Provincia de Santa Fe en general. Seguimos siendo una ciudad exportadora, pero con márgenes cada vez más ajustados. La pérdida de competitividad y la retracción de la demanda internacional impactaron directamente en nuestras empresas. Necesitamos políticas que mejoren la competitividad sistémica: infraestructura, logística, energía y conectividad. De lo contrario, sostener los actuales niveles de exportación será cada vez más difícil.
-En este escenario, ¿Cuál es la situación de las industrias locales?
-Rafaela no es ajena a la realidad nacional. Aunque algunos sectores muestran signos de recuperación, otros se ven seriamente afectados por las cuestiones que mencionamos anteriormente: apertura de las importaciones, presión tributaria, falta de acceso al crédito, deficiencias en infraestructura y servicios; todos aspectos que atentan no sólo contra el crecimiento de las empresas, sino contra su subsistencia. De todas formas, me gustaría resaltar que, más allá de casos específicos, en la ciudad no ha habido despidos masivos. Sí advertimos un deterioro que se siente en las familias y que nos preocupa profundamente. Detrás de cada número hay personas. Por eso insistimos tanto en la necesidad de políticas que permitan sostener la producción y el empleo, porque sabemos que cada puesto de trabajo es el sostén de una familia rafaelina.
-Sobre las necesidades que plantea la industria, ¿realizaron gestiones ante los diversos niveles de Gobierno?
-Desde la Comisión de Industrias del CCIRR planteamos ante las autoridades la necesidad de acceder a créditos productivos con tasas razonables y pedimos la reducción de la presión tributaria; inversiones públicas estratégicas en logística, energía y conectividad; y la modernización del marco normativo laboral. El diálogo con el Estado, particularmente a nivel local y provincial, es permanente, pero necesitamos respuestas concretas. Aunque valoramos los esfuerzos del Gobierno Nacional por ajustar las variables macroeconómicas y entendemos la importancia de, por ejemplo, haber logrado controlar la inflación, también hay que mirar hacia el futuro. La clave está en el consenso político y social. Argentina necesita acuerdos profundos sobre reglas de juego estables. Sin consensos genuinos, será muy difícil proyectar un futuro de crecimiento para la industria.
-Para cerrar, ¿Qué mensaje quisiera transmitir a los industriales de Rafaela y la región?
-En este «Día de la Industria» quiero reafirmar el compromiso del CCIRR con las empresas de Rafaela y la región. Nuestro trabajo no se limita a la representación gremial, sino que generamos información estratégica, organizamos espacios de encuentro, acompañamos a las PyME’s en la búsqueda de mercados y promovemos la asociatividad como una herramienta clave. En definitiva, somos un puente entre las empresas, el Estado y la comunidad. Nuestra misión es acompañar, defender y proyectar a la industria rafaelina hacia el futuro. Incluso en los momentos más complejos, creemos que la fuerza colectiva puede marcar la diferencia. La historia de Rafaela demuestra que la industria local siempre supo resistir y reconstruirse. Por eso, los invito a renovar juntos esa convicción que con ideas claras y el compromiso de todos podremos construir un futuro sólido, productivo y esperanzador.