Perotti y el código de señas
Desde que llegó a la Casa Gris, el Gobernador Omar Perotti no dejó de enviar señales, a propios y extraños. Quiere que cuando termine el decretado receso administrativo de enero, además de completarse las segundas líneas en cada Ministerio, a nadie le quepan dudas sobre el rumbo político trazado.
Intervenir la EPE por cuatro meses, solo con un argumento político, como señaló en el recinto de diputados el ahora legislador radical y ex vicepresidente de la empresa Fabián Bastía, es un signo para el peronismo por la designación de los otros dos sillones del Poder Ejecutivo en el directorio; como así también a las corporaciones gremiales y cooperativas que ostentan dos sillas mas.
Dejar sin efecto todas las adscripciones en la legislatura, y pausar unos 300 nombramientos – y titularizaciones sospechadas en el ámbito docente – que hiciera su antecesor Miguel Lifschitz, obligaría a futuras y finas negociaciones, inclusive con legisladores de su propio palo, para eventuales revisiones.
De la misma manera que el Ministro de Economía Walter Agosto ya avisó a los gremios estatales que para las próximas paritarias, «la Provincia no puede seguir endeudándose al 57% para pagar la cláusula gatillo».
LA SEGURIDAD: ES AHORA O NUNCA
La purga policial y las desmesuradas advertencias a la “corporación de la gorra” por parte del Ministro de Seguridad Marcelo Saín, es de esperar que den frutos más temprano que tarde. En los grandes centros urbanos, los delincuentes demuestran que no se sienten amedrentados, ni muchos menos, por semejante despliegue dialéctico.
El “tipo que más sabe de seguridad” (Saín), al decir de su antecesor Pullaro, deberá ganar la batalla más importante si no quiere pasar a la historia como el fracaso más rotundo en el menor tiempo: la laxitud judicial que deja en libertad casi de inmediato a los delincuentes. Legisladores como el senador radical Lisandro Enrico ó su par el peronista Raúl Gramajo, fueron poco menos que tildados de autoritarios por parte de varios de sus colegas diputados, cuando pidieron endurecimiento de los códigos y más severidad a la hora de interpretarlos por parte de fiscales y jueces.
Por ahora, establecemos la “tregua de Navidad” (de la primera guerra mundial) para el solemne deseo de paz y amor que irradia el Pesebre cristiano.
Fuente: La Opinion