Pese a las promesas de Trump, EE.UU. registra el mayor déficit comercial en 10 años
En 2018 alcanzó el rojo alcanzó los 621.000 millones de dólares, apenas por encima del saldo de 2008. Las importaciones crecieron 7,5% y las exportaciones un 6,3%.
El presidente estadounidense Donald Trump, a quien le gusta definirse como “el hombre arancel”, impone desde su asunción una rígida política proteccionista con la que busca compensar las pérdidas de la balanza comercial con China y otros socios comerciales históricos. Sin embargo, el efecto logrado parece ser todo lo contrario: Estados Unidos alcanzó en 2018 un déficit comercial de 621.000 millones de dólares, el mayor en la última década.
De acuerdo a los datos del Departamento de Comercio estadounidense, Trump no pudo impedir el flujo cada vez mayor de importaciones de China, México y la Unión Europea, a pesar de los polémicos aranceles adicionales que impuso a los bienes procedentes del extranjero, y que le generaron una guerra comercial con Beijing y serios conflictos con socios tradicionales.
Durante el 2018 las importaciones del gigante norteamericano crecieron un 7,5%, mientras que las exportaciones aumentaron en menor grado, un 6,3%. Esto llevó a que el déficit comercial se acercara al récord vivido en 2008, cuando se ubicó en 708.000 millones de dólares.
Este escenario contrasta con una de las principales promesas electorales de Trump. El mandatario ha defendido su agenda de “Estados Unidos primero” con la que ha prometido revitalizar la creación de empleos en el mercado interno y reducir el déficit comercial que, a su juicio, responde a las injustas políticas comerciales de sus socios.
EE.UU. tuvo el año pasado niveles de importaciones récord con 60 países; empezando con China, que llegó a 539.500 millones de dólares. Le siguió México, 346.500 millones, y Alemania con 125.900 millones. Dejando de lado el excedente en los intercambios de servicios, el déficit comercial en bienes sería de 891.300 millones de dólares, un récord absoluto.
Este escenario se dio pese a la guerra comercial que la administración Trump declaró a sus principales socios, especialmente China. Washington y Beijing se impusieron mutuamente aranceles a productos que totalizan 360.000 millones de dólares. Aún así, el déficit de EE.UU. con China alcanzó un nuevo récord.
En las últimas semanas Trump señaló que está cerca de cerrar su guerra comercial con China, pero se conocen pocos datos concretos sobre ello. El ministro chino de Comercio, Zhong Shan, dijo este martes que las conversaciones comerciales estaban siendo “muy difíciles” a pesar de los avances en algunos apartados. Esas declaraciones son similares a las que había hecho la semana pasada el representante estadounidense en las negociaciones, Robert Lighthizer.
El déficit con la Unión Europea también alcanzó una cifra récord de 169.300 millones de dólares. Esto llevó a Washington a iniciar negociaciones tendientes a reducir esa pérdida. La Unión Europea está bajo presión ya que Trump se plantea imponer aranceles adicionales al sector automotor, una industria clave especialmente para Alemania.
El presidente estadounidense, que criticó duramente a Alemania en el pasado, recibió el 20 de febrero un informe del ministerio de Comercio sobre la industria automotriz cuyo contenido no se reveló, pero que se estima negativo. “Si no encontramos un acuerdo comercial con la UE, impondremos aranceles” a los automóviles, amenazó Trump pocos días después.
Estados Unidos sólo logró superávit con Gran Bretaña y países de América del Sur y Centroamérica.
Todo el informe demuestra que a pesar de las medidas proteccionistas de Trump, la Casa Blanca debió enfrentar el apetito insaciable de la población por los bienes de consumo de bajo costo, procedentes del extranjero. No obstante, los economistas consideran que la balanza comercial no es un indicador significativo de la salud económica de un país.
Estados Unidos, como primera economía mundial, suele ver cómo aumentan históricamente los déficit durante las épocas de bonanza al incrementar el apetito de los estadounidenses por las importaciones.
A ello se suma la actual fortaleza del dólar, que aumenta su capacidad de compra y desalienta la competitividad de los productos estadounidense en el extranjero.
Precisamente, Estados Unidos vive un momento de sólida expansión económica, con un crecimiento del 2,9 % en 2018, alimentado por el agresivo estímulo fiscal lanzado por Trump a través del recorte de impuestos para las empresas y, en menor medida, los trabajadores.
“Los mayores ingresos de los hogares se han probado definitivamente como uno de los grandes impulsores de las importaciones. El resultado ha ido casi en la dirección opuesta a lo que el gobierno quería”, explicó Pooja Sriram, economista de Barclays. Para Stephen Stanley, economista de Amherst Pierpont Securities, el déficit comercial aumentó tan pronunciadamente porque los importadores preferían apresurarse a traer productos al país ya que Trump había anunciado que el 1 de enero aumentaría sus tarifas a productos chinos.
Los mercados financieros recibieron con cierta indiferencia el dato comercial, y el Dow Jones de Industriales, el principal indicador de Wall Street, bajó un 0,52 % a la espera de avances en las conversaciones comerciales con China