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El costo de producción: la encrucijada de los industriales en tiempos de apertura económica
Con una mirada transversal, la presidente de la Cámara de Metalúrgicos de Rafaela, Graciela Acastello, resaltó algunos elementos positivos de este nuevo proceso político y económico Nacional.
Por Nicolás Bordón- En un contexto económico cada vez más atravesado por la apertura de importaciones de productos terminados, desde CASTELLANOS, dialogamos con Graciela Acastello (Directora de E.T.M.A y presidente de la Cámara de Metalúrgicos de Rafaela) sobre el estado actual del sector industrial local y sus desafíos principales para este nuevo año.
En medio de una semana signada por la discusión sobre el atraso cambiario y su posterior impacto en la suba de precios de productos y servicios dentro de todo el territorio nacional, la realidad del sector productivo provincial y local, no escapa a este paradigma. Tanto estos elementos, como también, la reciente apertura económica para las importaciones de productos terminados del exterior, ponen en jaque a un sector productivo que viene golpeado durante los primeros seis meses del pasado año, y que hoy se pregunta cómo serán las reglas del juego para este 2025.
En su obra, «Las ventajas competitivas de las Naciones» (1990), Michael Porter sostiene que la competitividad de una economía depende, en gran medida, de su capacidad para producir bienes y servicios a costos que sean competitivos con los de otros países.
Actualmente, existen indicadores que nos muestran esta falta de competitividad a lo largo del territorio Nacional, como ser, por ejemplo, el éxodo de la clase media argentina a las playas de Brasil durante el corriente verano, o también, la entrada de yerba mate paraguaya o brasileña en Misiones, que afecta directamente a toda la cadena de producción de dicha provincia. Ahora bien, ¿si la salida devaluatoria no es una opción debido a los lógicos riesgos de un traslado a precios que dispare la inflación de la economía doméstica, cuál es el camino para bajar el costo argentino de producción en un contexto de apertura económica? ¿Qué medidas pueden favorecer la recuperación de la competitividad del sector industrial Nacional, Provincial y local?
El costo argentino de producción y sus consecuencias en la industria local
Con una mirada transversal, Graciela Acastello comenzó resaltando algunos elementos positivos de este nuevo proceso político y económico Nacional. «Antes que nada, me gustaría comenzar destacando algunos logros de este ultimo año. Si bien no fue un año fácil, hay que resaltar que la estabilización de la inflación en niveles de un dígito, la notable estabilización del tipo de cambio, la inminente desaparición del cepo cambiario; son noticias que, como argentinos, deberían alegrarnos. La voluntad de bajar el volumen del Estado, de reducirlo a cuestiones indispensables y eliminar estructuras superfluas, es el punto de partida para una reducción de la carga impositiva», dijo.
Por otro lado, en lo que respecta a la situación actual del sector y sus desafíos frente a la apertura importadora, sostuvo: «Respecto al nivel de actividad industrial, sabemos que el año pasado tuvo un primer semestre muy negativo; mientras que, en el segundo, algunas actividades comenzaron a remontar. A mi entender, este 2025 va a ser un año que va variar mucho de acuerdo a cada sector. Con respecto a la apertura de importaciones, creo que fue un problema para muchos sectores industriales y productivos. En este sentido, si bien la libertad de poder importar lo que queremos no es algo negativo en sí mismo; lo que los industriales reclamamos es la igualdad de condiciones con los mercados externos, para de ese modo, mejorar nuestra posición en materia de competitividad. Si bien se dice constantemente que la Argentina como país productivo necesita que las empresas sean eficientes puertas adentro; eso no condice con las condiciones externas de competitividad; es decir, con la capacidad de competir con los productos del resto del mundo. Por ello, el levantamiento de las barreras a las importaciones en este contexto, hace que toda la industria nacional tenga que competir con el mundo, pero en relación de desigualdad. Tenemos un costo argentino muy elevado que se arrastra desde hace unos años; estructurado por un sistema impositivo totalmente abrumador, costos laborales con los que no se puede competir, un nivel de judicialización cada vez mayor (sobre todo en nuestra provincia, donde el último año se incrementaron los juicios laborales en un 20%), un nivel de infraestructura totalmente deficiente que contribuye a esta falta de competitividad en el comercio (como por ejemplo rutas, puertos, aduanas, entre otros).
En esta dirección, Acastello amplió el análisis sobre el problema de la competitividad del sector productivo, profundizando sobre cómo puede repercutir este fenómeno en los diferentes sectores. «Este año va a ser muy bueno para actividades como la energía y la minería, debido a las facilidades de crecimiento que nos permiten las condiciones naturales de nuestro país; pero por otro lado, va a ser muy negativo para aquellas empresas que venden productos que no están acompañados de servicios como las agropartes, autopartes, entro otros. Todos ellos, van a competir directamente con precios ridículos provenientes del exterior, sobre todo de los países asiáticos. En este sentido, cuando uno ve que las importaciones ingresan a valores inferiores a lo que aquí pagamos las materias primas, eso es un indicio de que el problema de la competitividad no está puertas adentro de la empresa, sino que es hacia fuera».
Frente a la pregunta por una posible salida a esta encrucijada que plantea un costo argentino elevado y una apertura de las importaciones, Acastello sostuvo: «Entiendo el argumento del Gobierno Nacional con respecto a que no es posible una devaluación, debido a que sería inflacionaria; pero en ese caso, la única alternativa que queda es reducir el costo argentino. Tengo entendido que la intención del Gobierno es disminuir la carga impositiva, tal como se hizo con el Impuesto PAÍS; las retenciones al campo, donde se necesitaría que ninguna exportación este gravada porque es trabar la entrada de dólares que el país necesita. En cuanto al empleo, debo decir que es un problema preocupante ya que el año pasado, se notó una baja muy importante en el primer semestre, con una estabilización en la segunda mitad. Este año, las distintas encuestas dentro del sector (que si bien en principio muestran una baja en la capacidad instalada de maquinaria), dan cuenta de un ambiente de esperanza y positividad de que este escenario mejore a lo largo del año. En general, la perspectiva de los empresarios es mantener el nivel de ocupación, lo cual habla de un compromiso del sector por el problema social de la desocupación. No obstante, sabemos que si hay sectores que no pueden sobreponerse a un nivel de importaciones totalmente abierto, seguramente esto tenga repercusiones en el nivel de empleo afectado. Por todo ello, este 2025 necesita un férreo compromiso de todos los niveles del Gobierno, tanto Nacional, Provincial como Municipal (junto con el esfuerzo de las empresas), para aumentar el nivel de actividad y sobrellevar las condiciones de competencia. Si esto no sucede, es decir, si el objetivo final no se encauza en una baja de impuestos que permitan bajar el costo argentino de producción, los empresarios sólo no lo van a poder lograr. En esta dirección, hay un tema clave que es la reactivación de la obra pública, ya que esta medida sería un gran impulso para toda la cadena de valor que acompaña. Vemos que desde el Gobierno Provincial hay un plan muy ambicioso en ese sentido; el cual esperamos que se pueda llevar adelante».
Fuente: Castellanos